domingo, 31 de octubre de 2010

!Ay con el Ay¡



¡Ay! con el ¡ay!
con el ¡ay! del quejio,
¡ay! con el ¡ay!
que lo llevo en el alma metío.
¡Ay! de mi tierra sangrante,
reflejada su queja
en los troncos punzantes,
en la tierra abierta,
en veredas resecas,
en cañadas sin cañas
y...en la luna llena,
cuándo aúllan los lobos
y retozan las ciervas,
¡cuándo el jabalí herido,
se revuelve a su presa¡
Cuando vuelven los hombres,
con la cara cubierta,
con la caza escondida y...
con las manos llenas
de la sangre de un venado macho,
que, cubierto en la sierra...
se quedó bajo matas de encina,
esperando que alguien lo venda.
Escopeta al hombro, la canana prieta,
con cuatro cartuchos el resto,
se quedó en la tierra, escondido,
para que lo confundan,
las vetas de plomo que amagan sus venas.
Esta tierra de encinas y olivos,
de plata y de pena...
agoniza solemne y vetusta,
callada y repleta, de paz y aceituna.
y si miro atrás...
se me hiela la sangre en las venas.

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