domingo, 31 de octubre de 2010

TE ESCRIBO, PUEBLO







A ti, que solo me acogiste
cuando vi la luz, por vez primera.
A ti, que nunca me tuviste,
como habitante de tu tierra en primavera.

No fuiste tú el culpable de mi ausencia.
Fueron más bien…los malos vientos,
que exiliaron mi vida de tu suelo.
Largo camino, aún no recorrido.

Días de llanto y…noches de lamento,
que ya no sé si cerrará la herida,
ni tampoco se quien la haya abierto.

Se empaquetó mi infancia en la maleta
cual equipaje bien dispuesto.
Cambiaron mis paisajes…
llevaronme a otro puerto.

Mis ojos descubrieron otros soles
y…aquel mar, que luego fue mi sueño.
Pero…en mi alma infantil, quedó grabado
tu olivar, tus sierras y tus cerros.

El meterme debajo de los carros,
manchándome de grasa todo el cuerpo.
Y el no querer lavarme en otra casa,
porque…amarillo es el color de la toalla
con que mi madre me seca, y…sigo luego
correteando, disfrazada de gañán,
bajando alegre por las cuestas de ese pueblo.

A ti te cuento hoy estas cosas, porque…
tu sombra siempre dio consuelo
a esa nostalgia que quedó grabada
en mis ojos de niña y…en mi pecho.

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