sábado, 26 de marzo de 2011

Paranoia


Melancólica, enjuta, seca.
Cuál hoja de otoño en el umbral.
Arrastrada por vientos que soplan,
amarguras sin cesar.


Así... como despojo hiriente en fantasía,
cabalga a lomos viejos de antiguas melodías.
Así…como el aliento vacío del verano,
extiende lentamente su ennegrecida mano,
y alza su rostro al cielo, en una vana gloria,
deseos arribados de pronto a su memoria.
Deshecho de un presente, vestigio de un pasado.
Camina sin camino y desanda lo andado.
Envuelve sus miserias bajo el roído manto
que trae su persistencia.
No incita a la plegaria, ni al perdón del herido,
es su camino lento, tortuoso, !maldito¡,
buscando en los desiertos, lagunas del olvido.
Y clava con certeza, con pavoroso ahínco,
su daga justiciera, sobre el cuerpo vencido.
No importa que este fuera, el portador de él mismo.

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