martes, 22 de marzo de 2016

Igual que León Fellipe


Como el poeta



Me siento como el poeta, que no tenía una patria,
ni una casa solariega y blasonada,
ni el retrato de su abuelo tan solo tengo...esperanza
y un montón de sueños rotos que se esparcen por la estancia
y recuerdos y nostalgias y dolor en las entrañas,
retratos en las paredes
y mil espadas clavadas en un corazón pegado
con lagrimas de esperanza,
Mi casa no es solariega, es una casa alquilada,
no tengo sillón de cuero, tengo un sofá de dos plazas,
una mesa y cuatro sillas, sobran todas menos una,
las otras tres… no hacen falta,
porque solo tengo un perro, que día a día me acompaña
y una estufa ya muy vieja, que calienta madrugadas,
las que en el invierno frío, nos hielan las esperanzas,
de que sienten en las sillas de tarde o de madrugada,
aquellos que un día vivieron conmigo en otra casa.
Por eso...como el poeta, aquel que ansiaba una patria,
me siento sola y vacía en una casa alquilada.
Pero sí tengo un espejo, con aureola dorada,
que cuando me miro en él, cada día en la mañana,
las sonrisas atraviesan de parte a parte mi alma,
y el dolor se mitiga y renace la esperanza,
y los sueños que se fueron una tarde acalorada,
me visitan cada noche y se asientan en el alma,
pidiéndome que recuerde, que no necesito casa,
que aunque se fue de presencia en septiembre con el alba,
en el cristal del espejo, del aureola dorada...
dejó suspiros y besos y ese amor que nunca acaba.

Nana Schmith, 21/4/2016

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